"Recuerdo que cada mañana iba feliz a trabajar... feliz y bien caliente"

Hacía varios años que nos conocíamos, ya que cada verano por motivos laborales teníamos que trabajar juntos un par de meses; siempre habíamos mantenido una relación muy cordial, nos llevábamos bien pero nada especial, el resto del año no teníamos contacto.

Supongo que nos gustaba esa nueva libertad recuperada y el ver que todavía le gustábamos a alguien

El verano pasado, cosas de la vida, cuando nos reencontramos coincidió que los dos acabábamos de dejarlo con nuestras respectivas parejas. No se si fue por ese motivo o por qué, pero empezamos a hablar más sobre temas que nada tenían que ver con nuestros trabajos y empezamos con las tonterías de miraditas, roces y encontronazos premeditados. Yo creo que media empresa se dio cuenta, porque ahora que lo pienso parecíamos tontos, con treinta años bien pasados volvíamos a hacer las mismas cosas que con quince. Lo cierto es que tampoco es que estuviese enamorada ni nada por el estilo y supongo que a él le pasaba lo mismo, pero supongo que nos gustaba esa nueva libertad recuperada y el ver que todavía le gustábamos a alguien, o al menos por mi parte.

Bueno el caso es que cada vez la cosa se subía más de tono, primero miraditas, luego ligeros roces, luego que si pareces cansada te daré un masaje, y cada vez las caricias eran más obvias. Recuerdo que cada mañana iba feliz a trabajar (feliz y bien caliente) hasta que ya llegó un día que ninguno de los dos aguantó más.

Un día estábamos en su despacho y seguíamos con nuestro juego, hasta que él se levanto, cerró la puerta y me preguntó que hasta dónde tenía pensado llegar, yo le dije que hasta el fondo... y así fue. Lo repetimos varias veces en la oficina, hasta que nos separamos. Después nos llamamos alguna vez pero luego yo cambié de trabajo y perdimos el contacto, pero desde luego fueron los dos meses más excitantes de trabajo que he tenido y seguramente tendré.

Mostrar comentarios

Códigos Descuento